sábado, 22 de septiembre de 2012
CAPÍTULO 9 "Cristianismo Pagano"
CAPÍTULO 9
Educación Cristiana: El Cráneo Henchido
¿Qué tiene que ver Atenas con Jerusalén?
Tertuliano
En la mente de la mayoría de los cristianos, la educación cristiana formal califica a una persona para hacer el trabajo del Señor. A menos que un cristiano se haya graduado de un instituto o seminario bíblico, es considerado como un paraministro. Un pseudoobrero cristiano.
Alguien menos que los peces gordos. ¿Cómo se atreve una persona así a predicar, enseñar, bautizar o administrar la Cena del Señor, si nunca ha sido entrenado formalmente para hacer tales cosas… eh? (A esto me lo han dicho, sin exagerar, como tanto nos gusta a los argentinos, por lo menos veinte veces)
La idea de que un obrero cristiano necesita asistir a un instituto o seminario bíblico para ser legítimo está espantosamente arraigada. A tal punto que, cuando una persona siente un “llamado” de Dios para su vida, está condicionada a empezar a buscar un instituto o seminario bíblico al cual asistir. (Ese es el otro punto a examinar: ¿Existe de verdad esa clase de “llamado”o todo se limita a un deseo de “estar ahí arriba” y mandar?)
Este tipo de pensamiento tiene poco que ver con la mentalidad cristiana primitiva. Los institutos y seminarios bíblicos, y aun las escuelas dominicales, estaban ausentes por completo en la iglesia primitiva. Son todas invenciones humanas que aparecieron cientos de años después que los apóstoles dejaran la escena humana.
Entonces, ¿Cómo eran entrenados los obreros cristianos durante el primer siglo, si no asistían a una escuela religiosa? A diferencia del entrenamiento ministerial de hoy, el del primer siglo era práctico, más que académico. Era el entrenamiento de un aprendiz más que de un intelectual. Apuntaba principalmente al espíritu, y no al lóbulo frontal.
En el primer siglo, los que eran llamados a la obra del Señor eran entrenados de dos maneras: (1) Aprendían las lecciones esenciales del ministerio cristiano viviendo una vida compartida con un grupo de cristianos. En otras palabras, eran entrenados experimentando la vida de iglesia como no líderes. 2) Aprendían la obra del Señor bajo la tutela de un obrero mayor y experimentado.
Comentando acerca de la iglesia del primer siglo, el puritano John Owen dijo: “Cada iglesia era entonces un seminario, donde se hacía provisión y preparación…”. Haciéndose eco de estas palabras, R. Paul Stevens dice: “La mejor estructura para equipar a cada cristiano ya existe. Precede al seminario y al curso de fin de semana, y sobrevivirá a ambos.
En el Nuevo Testamento no se ofrecía ningún otro cuidado y equipamiento que la iglesia local. En la iglesia del Nuevo Testamento, como en el ministerio de Jesús, la gente aprendía en el crisol de la vida, en un contexto de relación, de vida, de trabajo y de ministración”.
En marcado contraste, la capacitación ministerial moderna se puede describir por la palabrería religiosa de los miserables consoladores de Job: racional, objetiva y abstracta. No es ni práctica, ni experiencial, ni espiritual, como debería ser.
El verdadero método mediante el cual los obreros cristianos eran entrenados en el primer siglo está más allá del alcance de este libro. Sin embargo, hay varios libros que han tratado este tema. En este capítulo, examinaremos el origen del seminario, el instituto bíblico y la escuela dominical. También rastrearemos la historia del pastor de jóvenes. Y veremos cómo cada uno se opone a la forma de Cristo, porque todos están basados en el sistema educativo del mundo.
Cuatro etapas de educación teológica
A lo largo de la historia de la iglesia hubo cuatro etapas de educación teológica. Estas son: episcopal, monástica, escolástica y pastoral. Examinemos brevemente cada una: Episcopal: La teología en la era patrística (del tercer al quinto siglo) fue llamada “episcopal”, porque los principales teólogos de ese tiempo eran obispos. Se caracterizaba por la capacitación de obispos y sacerdotes en cómo realizar los diversos ritos y liturgias de la iglesia.
Agustín fue una de estas personas. Un grupo de clérigos se reunió alrededor de él en el quinto siglo para lacapacitación. Las escuelas episcopales no asumieron un carácter académico para capacitar al clero hasta el sexto siglo. Anteriormente, los candidatos a sacerdotes aprendían bajo la dirección de sus obispos cómo realizar ritos yllevar a cabo liturgias.
Monástica: La etapa monástica de la educación teológica estuvo vinculada con la vida ascética y mística. Fue enseñada por monjes que vivían en comunidades monásticas (y más tarde en escuelas de catedrales). Las escuelas monásticas fueron fundadas en el tercer siglo. Estas escuelas enviaron misioneros a territorios inexplorados después del cuarto siglo.
Durante esta etapa, los padres de la iglesia oriental estuvieron imbuidos del pensamiento platónico. Sostenían el punto de vista erróneo de que Platón y Aristóteles eran maestros que llevaban a los hombres a Cristo. Pero la fuerte dependencia de los padres de la iglesia oriental de estos filósofos paganos diluyó severamente la fe cristiana.
No tuvieron la intención de desviar a la gente. Sucedió simplemente por aceptar una corriente contaminada.Dado que muchos de los padres de la iglesia habían sido filósofos y oradores paganos antes de su conversión, la fe cristiana pronto empezó a tomar un sesgo filosófico.
Justino Mártir (100-165), uno de los maestros cristianos más influyentes del segundo siglo, “usaba el atuendo de un filósofo”.11 Él creía que la filosofía era la revelación de Dios a los griegos. Decía que Sócrates, Platón y los demás tenían la misma importancia para los gentiles que Moisés para los judíos.
Después de 200 d.C., Alejandría se convirtió en la capital intelectual del mundo cristiano, como lo había sido para los griegos. Allí se formó una escuela especial en 180 d.C.13 Esta escuela era el equivalente de una universidad teológica.
En Alejandría tenemos el comienzo del estudio institucional de la doctrina cristiana. Orígenes (185-254), uno de los primeros maestros de la escuela, fue influenciado profundamente por la filosofía pagana. Fue el primero en organizar conceptos teológicos clave en forma de teología sistemática.
Antes del siglo XII, la única educación en Occidente era provista por escuelas monásticas y de catedrales. En su libro Ascension and Ecclesia (Eerdmans, 1999), Douglas Farrow muestra cómo el pensamiento griego se apoderó de la teología a través de Orígenes y luego Agustín, y cómo afectó inevitablemente muchas áreas de la vida de la iglesia.
Acerca de este período, Will Durant ha observado: “La brecha entre la filosofía y la religión se estaba cerrando, y la razón aceptó ser, durante mil años, la criada de la teología”.18 Edwin Hatch se hace eco de estos pensamientos al decir: “Un siglo y medio después que el cristianismo y la filosofía entraran en contacto estrecho por primera vez, las ideas y los métodos de la filosofía habían fluido tan fuertemente hacia el cristianismo, y habían ocupado una parte tan grande de él, que lo convirtieron en una filosofía tanto como una religión”.
Luego del tiempo de Orígenes, a mediados del tercer siglo, las escuelas cristianas desaparecieron. La educación teológica volvió a la forma “episcopal”. Los obispos eran entrenados a través del contacto personal con otros obispos. La quintaesencia de la enseñanza clerical durante este tiempo era el estudio de la teología pastoral de Gregorio Magno (540-604).21 Gregorio enseñó a los obispos a ser buenos pastores.
A mediados del siglo octavo, se fundaron escuelas para obispos. En el siglo X, las catedrales comenzaron a patrocinar sus propias escuelas. Escolástica: La tercera etapa de la educación teológica debe mucho a la cultura de la universidad. Para el año 1200, varias escuelas de catedrales se convirtieron en universidades. La universidad de Bolonia en Italia fue la primera en aparecer. La universidad de París vino poco después, seguida por la de Oxford.
La universidad de París se convirtió en el centro filosófico y teológico del mundo de ese tiempo. (Más adelante se convertiría en la semilla del seminario protestante.) La educación superior era el dominio del clero. Y el erudito era considerado como el custodio de la antigua sabiduría. La universidad moderna surgió de la responsabilidad de los obispos de proveer capacitación clerical.
La teología era considerada como la “Reina de las Ciencias” en la universidad. Desde mediados del siglo XII a fines del siglo XIV, se crearon 71 universidades en Europa. La teología moderna se formó entre las abstracciones de la filosofía griega. Los profesores universitarios adoptaron un modelo de pensamiento aristotélico que apuntaba al conocimiento racional y a la lógica.
El énfasis dominante de la teología escolástica era la asimilación y comunicación de conocimiento. (Por esta razón, al pensamiento occidental siempre le han gustado las formulaciones de credos, las declaraciones doctrinales y demás abstracciones exangües.) Uno de los profesores que más influyeron en dar forma a la teología moderna fue Pedro Abelardo (1079-1142). Abelardo fue responsable en parte de darnos la “teología moderna”. Su enseñanza puso la mesa y preparó el menú para filósofos escolásticos como Tomás de Aquino (1225-1274).
La escuela de París, caracterizada por Abelardo, surgió como el modelo a seguir de todas las universidades. Abelardo aplicó la lógica aristotélica a la verdad revelada. También dio a la palabra “teología” el significado que tiene hoy. (Antes de él, esta palabra se utilizaba solamente para describir las creencias paganas.)
Siguiendo a Aristóteles, Abelardo dominó el arte filosófico pagano de la “dialéctica” – la discusión lógica de la verdad– y aplicó este arte a la Biblia. La educación teológica cristiana nunca se recuperó de la influencia de Abelardo. Atenas aún permanece en su corriente sanguínea Tanto Aristóteles como Abelardo y Tomás de Aquino creían que la razón era la puerta de entrada a la verdad divina. Así que, desde su inicio, la educación universitaria occidental involucró la fusión de elementos paganos y cristianos.
Martín Lutero estaba en lo correcto cuando dijo: “¿Qué son las universidades más que lugares para entrenar a la juventud en la gloria griega?”. Si bien Lutero mismo era un hombre de universidad, su crítica apuntaba a la enseñanza de la lógica aristotélica en el nivel universitario.
Seminarista: La teología del seminario surgió de la teología “escolástica” que se enseñaba en las universidades. Como hemos visto, esta teología estaba basada en el sistema filosófico de Aristóteles.40 La teología del seminario estaba dedicada a la capacitación de ministros profesionales. Su meta era producir especialistas religiosos capacitados en el seminario. Enseñaba la teología, no de los primeros obispos, monjes o profesores, sino del ministro profesionalmente “calificado”. Esta es la teología que predomina en el seminario moderno.
Uno de los mayores teólogos de este siglo, Karl Barth, reaccionó contra la idea de que la educación teológica debía ser relegada a una clase de elite de oradores profesionales. Escribió: “La teología no es un coto de caza privado de los teólogos. No es un asunto privado de los profesores… Ni es un asunto privado de los pastores…La teología es un asunto para la iglesia…
El término ‘laico’ es uno de los peores en el vocabulario de la religión y debería ser desterrado de la conversación cristiana”. Con relación al seminario, podemos decir que Pedro Abelardo puso el huevo y Tomás de Aquino lo empolló. Por encima de cualquier otra figura, Tomás de Aquino ha tenido la mayor influencia sobre la moderna capacitación teológica. En 1879, su obra fue refrendada por una bula papal como una auténtica expresión de doctrina que debía ser estudiada por todos los estudiantes de teología.
La tesis principal de Tomás de Aquino era que Dios puede ser conocido a través de la razón. Tomó esta idea de Aristóteles. Hoy, protestantes y católicos por igual se sirven del trabajo de Tomás de Aquino, utilizando su bosquejo para sus estudios teológicos. Su obra cumbre, Summa Theologica (La suma de toda teología) es el modelo que se usa en prácticamente todas las clases teológicas hoy, sean protestantes o católicas. Considere el orden en que se presenta la teología de Tomás de Aquino:
Dios
La Trinidad
La creación
Los ángeles
El hombre
El gobierno divino (la salvación, etc.)
El fin último
Más tarde en su vida, Tomás de Aquino tuvo una experiencia espiritual con el Señor. Fue más allá de su intelecto, a su espíritu. La experiencia fue tan profunda que declaró: “Todo lo que hasta ahora he escrito me parece nada más que paja… comparado con lo que se me ha revelado”. Luego de esta experiencia de Cristo, Tomás de Aquino abandonó toda su voluminosa escritura. Su gigantesca Summa Theologica nunca se completó. Dejó la pluma el 6 de diciembre de 1273 diciendo: “Y ahora espero el fin de mi vida”. Ahora compare este bosquejo con un típico texto de teología sistemática usado en seminarios protestantes:
Dios
La unidad y la Trinidad
La creación
Angelología
El origen y el carácter del hombre
Soteriología (la salvación, etc.)
Escatología: El estado final
Sin duda, Tomás de Aquino es el padre de la teología moderna. Su influencia fue introducida en los seminarios protestantes a través de la escolástica protestante. La tragedia es que Aquino bautizó a Aristóteles, usando el sistema de trozado lógico del filósofo pagano para explicar las Sagradas Escrituras. Tomás de Aquino también cita a otrofilósofo pagano abundantemente a lo largo de su Summa Theologica.
Por lo tanto, la teología moderna es una combinación de pensamiento cristiano y filosofía pagana. Así que tenemos cuatro etapas de educación teológica: episcopal, la teología de los obispos, monástica, la teología de los monjes, escolástica, la teología del profesor, y seminarista, la teología del ministro profesional.
Cada etapa de la educación cristiana es y siempre ha sido altamente intelectual y centrada en el estudio. Como dijo un erudito: “No importa si una escuela era monástica, episcopal, o presbiterial, nunca separaba la enseñanza de la educación religiosa, de la instrucción del dogma y la moral eclesiástica. El cristianismo era una religión intelectual...”
Como productos de la Reforma, se nos enseña a ser racionalistas (y muy teóricos) en nuestro enfoque de la fe cristiana. Todo texto estándar de teología sistemática protestante sigue el mismo modelo, derivado en su totalidad de Tomás de Aquino. El sistema teológico de Tomás de Aquino continúa reforzándose. Por ejemplo, la mayoría de los seminarios protestantes de Estados Unidos y Europa siguen lo que se conoce como el Modelo de Berlín de educaciónteológica.
Este modelo empezó en Berlín, en 1800. Fue un subproducto del racionalismo iluminado que convirtió a la teología en un ejercicio cerebral. La mayoría de los seminarios modernos usan este modelo hoy. Francis Turetin (reformado) y Martin Chemnitz (luterano) fueron los dos principales escolásticos protestantes.
Tomás de Aquino cita a Pseudo–Dionisio, un neoplatónico, más de cien veces en su Summa Theologica. Sin duda consideraba que el Dionisio que citaba era el hombre que Pablo convirtió a Cristo cuando estuvo en Atenas (Hechos 17:34). Sin embargo, no lo era. Pseudo–Dionisio fue un neoplatónico que vivió mucho más tarde que Dionisio el areopagita.
Una quinta vertiente de teología, la “teología laica” o una “teología para la totalidad del pueblo de Dios” está siendo propugnada por algunos eruditos contemporáneos... La excepción tal vez sea la forma “monástica”. Algunas escuelas monásticas estudiaban los escritos de los místicos cristianos junto con Aristóteles y Platón.
Considere la siguiente cita: “Cristo no designó profesores, sino seguidores. Si el cristianismo… no se reduplica en la vida de la persona que lo expone, entonces no expone el cristianismo, porque el cristianismo es un mensaje acerca del vivir, y sólo puede ser expuesto siendo realizado en las vidas de los hombres” (Soren Kierkegaard).
Los primeros seminarios
Durante la Edad Meda, la educación clerical fue mínima. En el tiempo de la Reforma, muchos pastores protestantes que se habían convertido del catolicismo romano no tenían ninguna experiencia en la predicación. Carecían de capacitación y educación.
Sin embargo, al avanzar la Reforma, se tomaron medidas para que los pastores que no habían recibido educación pudieran asistir a escuelas y universidades. Los ministros protestantes no fueron capacitados en la oratoria. En cambio, fueron capacitados en exégesis y teología bíblica. Se suponía que, si sabían teología, podrían predicar. (¡Esto explica los largos sermones del siglo XVI que a menudo duraban dos o tres horas!).
Este tipo de capacitación teológica produjo una “nueva profesión”: el pastor capacitado teológicamente. Los pastores educados ahora ejercían una tremenda influencia, con títulos de doctor en teología o títulos académicos menores que les daban prestigio. Para mediados del siglo XVI, la mayoría de los ministros protestantes habían sido capacitados en la universidad de alguna forma.
Así que, desde su inicio, el protestantismo promovió una buena educación que se convirtió en la columna vertebral del movimiento. En todos los países protestantes, los clérigos serían los ciudadanos de mejor educación. Y usaron su educación para ejercer su autoridad. Mientras los ministros protestantes estaban aguzando su conocimiento teológico, casi una cuarta parte de los clérigos católicos carecía de capacitación universitaria.
La iglesia católica reaccionó a esta situación en el Concilio de Trento (1545-1563). Para que la iglesia pudiera combatir la nueva Reforma protestante, debía educar mejor a su clero. ¿La solución? ¡La fundación de los primeros seminarios!
Los católicos querían que sus sacerdotes igualaran a los pastores protestantes en conocimiento y devoción. Por lo tanto, el Concilio de Trento exigió que todas las catedrales e iglesias importantes “mantuvieran, para educarlos religiosamente, y para entrenarlos en la disciplina eclesiástica, cierta cantidad de jóvenes de su ciudad y diócesis”. Así que podemos atribuir la fundación del seminario a los católicos de fines del siglo XVI.
El primer seminario protestante está envuelto en la oscuridad. Pero la mejor evidencia indica que los protestantes copiaron el modelo católico y establecieron su primer seminario en Norteamérica. Fue en Andover, Massachussets, en 1808.
Juan Calvino estableció la Academia de Ginebra en 1559. Pero ésta no era técnicamente un seminario. Si bien fue utilizada para capacitar a teólogos, no fue concebida originalmente como una escuela teológica. Daba una educación total también a los que no eran cristianos.
La educación cristiana en Estados Unidos fue tan aristotélica y altamente sistematizada como lo fue en su mejor momento en Europa. Para el año 1860, había un total de 60 seminarios protestantes en tierra norteamericana. Este crecimiento acelerado se debe en gran parte al ingreso de los conversos producto del Segundo Gran Despertar (1800-1835) y la necesidad percibida de capacitar a ministros para atenderlos.
Antes de la fundación del Seminario de Andover, los protestantes contaban con Yale (1701) y Harvard (1636) para capacitar a su clero. Se otorgaba la ordenación al completar un examen formal al graduarse. Pero, con el tiempo, estas universidades adoptaron el unitarianismio y rechazaron las creencias cristianas ortodoxas. Los protestantes ya no confiaban en una educación de grado en Yale y Harvard, así que crearon sus propios seminarios para hacer la tarea ellos mismos.
La universidad bíblica
La universidad bíblica es esencialmente una invención evangélica norteamericana del siglo XIX. Es una cruza entre un instituto bíblico (centro de capacitación) y una escuela de artes liberales cristiana. Sus estudiantes se especializan en religión y son capacitados para el servicio cristiano. Los fundadores de las primeras universidades bíblicas fueron influenciados por los pastores de Londres H. G. Guinness (1835-1910) y Charles Spurgeon (1834-1892).
Como respuesta al avivamentismo de D. L. Moody (1837-1899), el movimiento de universidades bíblicas proliferó a fines del siglo XIX y principios del XX. Las primeras dos universidades bíblicas fueron The Missionary Training Institute (Nyack College, Nueva York), en 1882, y Moody Bible Institute (Chicago), en 1886.
Se centraban en capacitar a personas laicas comunes para convertirse en obreros cristianos “de tiempo completo”. ¿Qué llevó a la fundación de la universidad bíblica? Desde mediados del siglo XIX, se
había prestado poca atención a los valores cristianos tradicionales como una parte integral de la educación superior. La teología liberal empezó a dominar las universidades estatales en toda Norteamérica.
Ante esta situación, la demanda de misioneros, líderes paraeclesiásticos y ministros llevó a la creación de la universidad bíblica para equipar a los clérigos. Es interesante que Teodoro Beza (la mano derecha de Calvino) rastreó el linaje escolástico de la Academia de Ginebra a los griegos, que a su vez recibieron su “filosofía verdadera” de los egipcios. Se sostenía que esto era muy bueno porque Moisés había sido educado en toda la sabiduría de los egipcios.
La educación en seminarios de Estados Unidos estuvo dominada también por la filosofía del “sentido común” escocés de Thomas Reid. Más tarde, los seminarios liberales llegaron a preferir a G. F. W. Hegel, mientras que losseminarios conservadores siguieron con Reid.
Allí supuestamente ingresaban los supuestamente “llamados” a ser capacitados con una educación bíblica. Hoy hay más de 400 escuelas y universidades bíblicas en Estados Unidos y Canadá.70 En resumen, la universidad bíblica es una “versión reducida” del seminario.
La escuela dominical
La escuela dominical es también una invención relativamente moderna, ya que nació unos 1700 años después de Cristo. Se le atribuye a un editor de periódico llamado Robert Raikes (1736-1811) de Gran Bretaña ser el fundador de la escuela dominical. (¡Ya sabía yo que ser maestro de escuela dominical era algo que tenía que ver más con el periodismo secular que con el Señor!)
En 1780, Raikes estableció una escuela en Sooty Alley, en Gloucester (Inglaterra), para niños pobres. Raikes no fundó la escuela dominical con el propósito de dar instrucción religiosa. Más bien, la fundó para enseñar a los niños pobres los aspectos básicos de la educación.
Raikes estaba preocupado por el bajo nivel de alfabetización y moralidad entre los niños comunes. Muchos de los niños que asistían a su escuela eran víctimas de abuso social y de los empleadores. Como no podían leer, les resultaba fácil a otros aprovecharse de ellos.
La década de 1780 fue una década de innovación. La máquina de vapor fue el principal símbolo del progreso. La escuela dominical nació en ese ambiente. Si bien Raikes era un laico anglicano, la escuela dominical echó a andar como un fuego descontrolado, extendiéndose a las iglesias bautistas, congregacionales y metodistas de toda Inglaterra.
El movimiento de la escuela dominical alcanzó su cumbre cuando llegó a Estados Unidos. La primera escuela dominical de Norteamérica comenzó en Virginia, en 1785. Luego, en 1790, un grupo de Filadelfia formó la Sociedad de Escuelas Dominicales. Su propósito era brindar educación a niños indigentes para sacarlos de las calles los domingos.
En los siglos XVIII y XIX, muchas escuelas dominicales operaban separadamente de las iglesias. La razón: ¡Los pastores pensaban que los laicos no podían enseñar la Biblia! A mediados del siglo XIX, las escuelas dominicales se extendieron a lo largo y a lo ancho de Norteamérica. En 1810, la escuela dominical comenzó a cambiar de ser un esfuerzo filantrópico para ayudar a niños pobres a un mecanismo evangélico.
La escuela dominical creció como parte del Avivamiento Evangélico de las décadas de 1780 y 1790 (Religion and Respectability, p. 61). Cuando Raikes murió, en 1811, había unos 400.000 niños asistiendo a escuelas dominicales en Gran Bretaña.
Se le atribuye a D. L. Moody el haber popularizado la escuela dominical en Norteamérica. Bajo la influencia de Moody, la escuela dominical se convirtió en el principal centro de reclutamiento de la iglesia moderna. Hoy, la escuela dominical se usa tanto para reclutar a nuevos conversos como para capacitar a niños pequeños en la doctrinas de la fe.
La educación pública ha asumido la función original para la que fue diseñada la escuela dominical. Debe señalarse que el siglo XIX fue un tiempo de creación de instituciones en Norteamérica. En este tiempo se formaron corporaciones, hospitales, asilos y prisiones, así como instituciones para niños como orfanatos, reformatorios y escuelas públicas gratuitas.
La escuela dominical fue sólo una institución más surgida del furor norteamericano de crear instituciones. Hoy es un componente permanente de la iglesia institucional. Vista como un todo, la moderna escuela dominical simplemente no es una institución eficaz. Durante las últimas dos décadas, la asistencia a la escuela dominical ha idodeclinando.
Los estudios demuestran que la escuela dominical en realidad tiene poco éxito en cambiar el comportamiento de los jóvenes. Si se dijera la verdad, la mayoría de los niños considera a la escuela dominical como algo aburrido e irrelevante. La escuela dominical es un dinosaurio pasado de maduro, listo para la extinción. Es una tradición humana más de la que pensamos que no podemos prescindir. (Total y absolutamente de acuerdo. Lo he visto con mis propios ojos)
Pero si volviéramos a la iglesia del estilo del primer siglo, estaríamos abiertos a un montón de maneras creativas de enseñar y animar a nuestros hijos en un contexto corporativo. Y descubriríamos nuevamente que tenemos un Dios de una variedad infinita y no de una insípida monotonía. Al describir la forma de la iglesia primitiva, un erudito dice: “No hay ninguna evidencia que sugiera que los maestros dividieran a los grupos en base a la edad y el sexo.
La responsabilidad de la primera educación del niño, y específicamente la educación religiosa estaba en los padres… No parece haber habido ningún arreglo especial para los niños en la iglesia primitiva. La escuela cristiana estaba muy lejos (alrededor de 372 d.C.); la escuela dominical, mucho más”.
El pastor de jóvenes
En nuestra búsqueda de los orígenes de la escuela dominical, hagamos un desvío para desenterrar las difusas raíces del “pastor de jóvenes”.87 En 1905, G. Stanley Hall popularizó el concepto de “adolescente” como algo distinto de un joven adulto y un niño mayor. Luego, en la década de 1940, nació el término “teenager”. Y, por primera vez, se creó una subcultura juvenil distinta. Las personas de entre trece y diecinueve años ya no eran simplemente “jóvenes”. Ahora eran “teenagers” (adolescentes).
Después de la Segunda Guerra Mundial (de 1945 en adelante), los estadounidenses desarrollaron una gran preocupación por los jóvenes de su país, que se introdujo también en la iglesia cristiana. Concentraciones de jóvenes en la década de 1930 que operaban bajo el estandarte de “Youth For Christ” (Juventud para Cristo) dieron origen a una organización para eclesiástica homónima alrededor del año 1945.
Con el influjo de estas nuevas criaturas llamadas “teenagers” o adolescentes, surgió la idea de que debía emplearse a una persona para trabajar con ellos. Así nació el ministro de jóvenes profesional. El pastor de jóvenes comenzó a aparecer en las grandes iglesias urbanas en la década de 1930 y 1940. Después pasó a los suburbios en la década de 1960.
Calvary Baptist Church, en Manhattan, tuvo uno de los primeros pastores juveniles. Moody Monthly Magazine lo menciona a fines de la década de 1930.92 Desde mediados de la década de 1950 hasta fines de la década de 1960, el pastor de jóvenes se convirtió en una parte fija de las iglesias evangélicas. (La posición tardó algo más en desarrollarse en las denominaciones mayoritarias.)
Para principios de la década de 1950, miles de pastores de jóvenes profesionales surgieron para suplir las necesidades espirituales de los jóvenes. Los adolescentes tenían su propia música, ropa, literatura, lenguaje y etiqueta.El adolescente era considerado como una entidad aparte, con necesidades distintas. Por lo tanto, la iglesia cristiana empezó a segregar a los adolescentes de todos los demás.
La mayoría de los ministros de jóvenes trabajaban para las emergentes organizaciones para eclesiásticas que cubrieron el paisaje cristiano. Pero, desde mediados de la década de 1970 hasta fines de la década de 1980, el ministerio juvenil pasó de las organizaciones para eclesiásticas a las iglesias institucionales. El pastor de jóvenes profesional convirtió al obrero juvenil voluntario en un ciudadano de segunda clase.
Con todo, el moderno pastor de jóvenes es hijo del pastor moderno. (Y también suele ser mayoritariamente el hijo del pastor principal de la iglesia) Forma parte del clero profesional. Está basado en la elección errada de la iglesia moderna de seguir divisiones que nacieron en la cultura secular menos de un siglo atrás. A saber, la divisiónentre el adolescente y todos los demás. Para decirlo de otra manera, el pastor de jóvenes no existió hasta que creamos una categoría separada llamada “adolescente”. Al hacerlo, creamos un problema que nunca antes había existido.
Es decir, el problema de qué hacer para (y con) los jóvenes. No difiere en nada del problema que creamos cuando se inventó una nueva clase de cristianos: los “laicos”. La pregunta “¿Cómo equipamos a los laicos?” nunca se había hecho antes de convertirlos en una clase de cristianos aparte. Hoy, el pastor juvenil es un componente tan permanente de la iglesia organizada como el pastor. Ambos carecen de raíces en la Biblia.
El corazón del problema
Tanto Platón como Sócrates enseñaban que el conocimiento es virtud. La bondad depende del alcance del conocimiento de una persona. De ahí que la enseñanza del conocimiento es la enseñanza de la virtud.
He aquí la raíz y el tallo de la moderna educación cristiana. Está construida sobre la idea platónica de que conocimiento y espiritualidad son la misma cosa. Ahí yace el gran error. Los filósofos griegos Platón y Aristóteles (ambos alumnos de Sócrates) son los padres de la moderna educación cristiana.
Para emplear una metáfora bíblica, la moderna educación cristiana, sea en un seminario o en una universidad bíblica, está sirviendo comida del árbol equivocado, el árbol del conocimiento del bien y del mal, en vez del árbol de vida.
La moderna enseñanza teológica es esencialmente cerebral. Se la puede llamar “pedagogía líquida”. Abrimos las cabezas de las personas, echamos una taza o dos de información, y las volvemos a cerrar. Tienen la información, así que concluimos, erróneamente, que el trabajo está completo.
La enseñanza teológica moderna es una educación de transferencia de datos. Va de cuaderno a cuaderno. Durante este proceso, nuestra teología nunca desciende más allá del cuello. Si un estudiante repite como un loro y con exactitud las ideas de su profesor, se le otorga un título. Y esto significa mucho en un tiempo en que muchos cristianos están obsesionados con los títulos teológicos (deificándolos a veces) al analizar quién está calificado para ministrar.
El conocimiento teológico, sin embargo, no prepara a una persona para el ministerio. Esto no quiere decir que el conocimiento del mundo, la historia de la iglesia, la teología, la filosofía y la Biblia carezcan de valor. Este conocimiento puede ser muy útil. Pero no es esencial. La capacidad teológica y un agudo intelecto no califican a una persona para servir en la casa de Dios.
La falacia está en que los hombres y mujeres que se han matriculado en un seminario o universidad bíblica sean considerados inmediatamente como “calificados”. Los demás son considerados como “no calificados”. Según esta norma, muchas de los mejores vasos del Señor habrían fallado la prueba.
Además, la capacitación teológica formal está muy sobreestimada. Según el studio Faith Communities Today (FACT) publicado por Hartford Seminary, en Connecticut, los graduados de seminarios y clérigos con títulos avanzados tuvieron calificaciones menores, tanto en el manejo de conflictos como en tener un “claro sentido de propósito”, que los que no se habían graduado de un seminario.
La encuesta demostró que los clérigos sin ninguna educación ministerial o un programa de certificado formal tuvieron mayor puntaje en las pruebas que revelaron cómo uno maneja el conflicto y el estrés. Los graduados de universidades bíblicas alcanzaron un puntaje levemente menor. ¡Los graduados de seminarios obtuvieron los menores puntajes!
La conclusión principal del estudio fue que “las congregaciones con líderes que tienen una educación de seminario tiene, como grupo, una probabilidad mucho mayor de informar que en sus congregaciones perciben menor claridad de propósito, más y diferentes tipos de conflicto, menos comunicación de persona a persona, menos confianza en el futuro y más amenazas ante cambios en la adoración”.
Tenga en cuenta que Josef Stalin asistió al Seminario Teológico de Tiflis entre los 14 y 19 años. Paulo de Tarso contaba con una educación esmerada, y fue vital para la extensión del cristianismo primitivo, pero antes, ¿Qué había sido? Pedro, por otra parte, no era una persona con educación. Jesús y los doce apóstoles eran todos hombres sin educación: “Los judíos se admiraban y decían: ‘¿De dónde sacó éste [Jesús] tantos conocimientos sin haber estudiado?’” (Juan 7.15); “Los gobernantes, al ver la osadía con que hablaban Pedro y Juan, y al darse cuenta de que eran gente sin estudios ni preparación,
quedaron asombrados y reconocieron que habían estado con Jesús” (Hechos 4:13).
Algunos destacados cristianos usados por Dios que nunca recibieron una capacitación teológica formal fueron A. W. Tozer, G. Campbell Morgan, John Bunyan, C. H. Spurgeon, D. L. Moody y A. W. Pink. Además, algunos de los mayores expositores de la Biblia a través de la historia de la iglesia, como Watchman Nee, Stephen Kaung y T. Austin-Sparks, no fueron capacitados en seminarios.
Este estudio se basó en más de 14.000 congregaciones de 41 denominaciones y “grupos de fe” diferentes. Usó 26 encuestas diferentes. El estudio FACT es considerado como la mirada más integral de la religión de EE.UU.
Todo esto indica que una persona que se gradúa de un seminario o universidad bíblica cargada de teoría no ha recibido ninguna experiencia práctica en el crisol de la vida de iglesia. En este sentido, el seminario es intelectualmente incapacitante en algunos niveles bastante básicos.
Aun peor es el elitismo que promueve el sistema del seminario. El enfoque de los seminarios es autorreferencial. Fija sus propios criterios en cuanto a quién puede jugar y en qué términos. Luego mira por encima del hombro a los que no piensan que esos criterios sean particularmente útiles o importantes.
Pero tal vez el problema más dañino del seminario y la universidad bíblica es que perpetúa el sistema clerical incapacitante, antibíblico y creado por el hombre. Este sistema, junto con todas las demás tradiciones humanas anacrónicas que he mencionado es este libro, está protegido, es mantenido vivo y es difundido a través de nuestras escuelas ministeriales.
En el seminario y la universidad bíblica, los profesores y pastores por igual justifican ilegítimamente la existencia de un sistema antibíblico en el cual viven, respiran y se conducen. En vez de ofrecer la cura para los males de la iglesia, nuestras escuelas teológicas las empeoran al adoptar (y aun defender) todas las prácticas antibíblicas que los producen.
Las palabras de un pastor resumen el problema muy bien: “Pasé por todo el sistema con la mejor educación que el evangelicalismo podía ofrecer, pero no recibí realmente la capacitación que necesitaba… siete años de educación superior en las mejores escuelas evangélicas no me prepararon para 1) llevar a cabo el ministerio y 2) ser un líder.
Comencé a analizar por qué podía predicar un gran sermón y la gente luego me daba la mano y me decía: ‘Un gran sermón, Pastor’. Pero estas eran las mismas personas que luchaban con su autoestima, que golpeaban a sus cónyuges, que luchaban con la actitud compulsiva hacia el trabajo, que sucumbían ante sus adicciones.
Sus vidas no estaban cambiando. Tuve que preguntarme por qué este gran conocimiento que estaba presentando no pasaba de sus cabezas a sus corazones y a sus vidas. Y comencé a darme cuenta de que la falla de la iglesia se basaba, en realidad, en lo que aprendíamos en el seminario. ¡Se nos enseñaba que si uno simplemente le da información a la gente, es suficiente!”. Irónicamente, los protestantes se destacan por su reflexión crítica sobre la doctrina. Pero no han aplicado esa reflexión crítica a sus prácticas eclesiásticas.
La iglesia primitiva no tenía ningún Nuevo Testamento, ninguna teología razonada, ninguna tradición estereotipada. Los hombres que llevaron el cristianismo al mundo gentil no tenían ninguna capacitación especial, sólo una gran experiencia en la que “todas las máximas y filosofías se reducían a la simple tarea de caminar en la luz, ya que la luz había llegado”.
B. H. Streeter
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